sábado, 14 de mayo de 2016

Posted by GallosAJR On 3:42:00 p.m.
Las peleas de gallos 

de la isla de

Gran Canaria




En todo el archipiélago canario la afición por el apasionante y cruel espectáculo consistente en aprovechar la belicosidad de esa indómita ave que no admite rivales en su feudo, se hace sentir de una manera relevante y continua.  La altiva belleza y gallarda apostura de los contendientes que. Utilizando como armas el agudo pico y los acera­dos espolones, entablan un duelo hasta que el ensangrentado vencedor posa majestuosamente su planta sobre el vencido, constituye uno de los juegos más antiguos de la humanidad.  En la Atenas de Pericles (siglo V a. C.)  Ya encontramos referencias sobré.  Dichas peleas, existiendo una ley por cual todos los años se debla celebrar una, en memoria de la alocución dirigida al pueblo por Temístocles antes de la batalla de Salamina; “En aquella ocasión, al ver pelear dos gallos, Temístocles preguntó a los griegos si estaban dispuestos a imitar el encarecimiento de aquellos animales que se mataban por el solo placer de vencer".

Sin embargo, no será hasta que los españoles lleguen a las islas Filipinas cuando se introduzca en España este tipo de espectáculo y comience a contar con numerosos adeptos, que transmitirán su afición a toda Hispanoamérica. En la actualidad, junto con alguna de las islas canarias (todas menos El Hierro, La Gomera y Fuerteventura). Cádiz, Málaga, Sevilla y Asturias constituyen los únicos centros españoles que mantienen y fomentan esta clase de peleas, testigo fiel de otros tiempos. En la isla de Gran Canaria existen tres partidos (Partido de la ciudad de Arucas, Partido de la ciudad de Telde y Partido de la ciudad de Las Palmas, cuyo Presidente Don Miguel Jiménez Jorge ha sido nuestro informante) que, durante los meses de febrero, marzo, abril y mayo, entablan sus peleas en la Gallera de la capital isleña. Cada uno de estos partidos posee un número determinado de gallos que, hasta.  Que no llegan a la edad de año o año y medio, permanecen, repartidos por casas de campo, al aire libre, o por recintos cerrados, siempre y cuando éstos reúnan seis metros cuadrados como mínimo de superficie ("Revolcaderos"). En donde existe un gallo adulto que los separará si se inician peleas entre ellos a causa del celo o del cambio del tiempo. Durante este tiempo sólo se les hace ingerir una alimentación a base de maíz, "rollón” (millo partido y agua).

Cuando el gallo ha llegado a la edad de “hacer peleas" (año o año y medio) y el día uno de diciembre se cumple en el calendario, es llevado a la "Casa de gallos " existente en cada una de las ciudades partidistas. La "Casa de gallos" es el lugar en donde se reúnen y preparan los gallos que van a pelear durante la temporada, y se halla bajo la supervisión de un “cuidador de gallos” y tres ayudantes, pagados por cada uno de los partidos. 
La primera operación a la que se les somete es al DESCRESTAD cortándoles la cresta,
Barbas y orejillas, utilizando para tal fin las tijeras Cuando los gallos están en buenas carnes, se ATUSAN, se esquilan, a tijera también dejándoles ciertas partes del cuerpo, como pescuezo y cuarto trasero en su parte inferior, completamente limpias de plumas. Las rémiges primarias se despuntan, y de la cola, s o lamente se les dejan las rectrices, que se igualan con las más cortas se les limpian y aguzan los espolones ("espuelas"). Y se les iguala el pico con lima muy fina.  La espuela del gallo, apéndice destructor, se encuentra determinada por dos factores: tamaño y posición.   El primero debe oscilar entre los dos y medio y tres y medio centímetros de longitud, aunque si mide de dos y medio a cuatro también se considera como válido. La posición, como es lógico, debe ser correcta, esto es, recta y corvada, ya que, si ocurre lo contario, ésta será "cambada" o torcida y, por tanto, no válida. En estos casos se opta por cortársela y añadirle una postiza, de otro gallo, fijándola por medio de pegamentos y cintas estrechas. Se les hace perder el tejido adiposo, la gordura, y se les hace ejercitar su sistema muscular para aumentar su fuerza. Cuando los gallos han sido sometidos a todas y cada una de estas operaciones.

El "cuidador", en colaboración con sus ayudantes, procede a PECHARLOS, es decir, probarlos, ver si "tiran patas ", en definitiva, realizar la gran selección. Los gallos que hayan superado esta última prueba serán repartidos de la siguiente manera: los mejores, "los jugadores de primera", pasarán al "primer salón", y "los suplentes", al "segundo". Unos y otros serán los que, más adelante, lucharán encarnizadamente, reuniendo sus dotes naturales de arrojo, fuerza, agilidad y musculatura, hasta conseguir la muerte de su adversario. Para ello, dos veces por semana, se les "corre ", actividad consistente en soltar al terrible espuelero un gallo cualquiera o un muñeco ("machanga ") que haga las veces de este último, entablándose una pelea simulada, ya que las espuelas permanecen protegidas con lana o trapo. Su alimentación es tan cuidada como su aspecto. Aparte del maíz y del agua, se les coloca, a modo de sobrealimentación, un pellizco de una masa resultante de mezclar almendras molidas, huevo, plátano y gofio (harina de maíz), todo ello a una misma hora (dos de la tarde). En la "Casa de gallos”. Donde casi todos los combatientes están pelados, no se deben producir corrientes de aire, y el "cuidador" debe observar si a algún ejemplar le queda algo en el buche del d la anterior, y a la vez, el estado de las deyecciones. A l mismo tiempo, se lavan los gallos con agua y ron y 1 limón y sal, con el fin de endurecer la piel y cicatrizar heridas. Con el primer domingo de febrero queda inaugurada la temporada de peleas de gallos en la Gallera de Las Palmas, inauguración que se prolongará durante todos los domingos hasta una vez clausurado el mes de mayo.  La Gallera es un local, a modo de pequeña plaza de toros, que tiene en el centro un redondel de unos tres metros de diámetro, “valla”, alrededor del cual se eleva la gradería con una pendiente muy pronunciada para que las riñas, con todas sus incidencias, se puedan divisar desde todos los puntos Para concertar las peleas se procede al casamiento de las mismas.

Los jueves de cada semana el representante de cada partido pesa y mide la espuela a cada uno de sus SIETE gallos que pelearán el domingo próximo, estableciéndose unas listas que serán llevadas a la "valla" y presentadas al presidente, en donde figuran estos dos requisitos. El peso establecido puede oscilar entre tres y cuatro libras y once y seis onzas respectivamente; la medida de la espuela, como se recordará, entre los dos y medio y tres y medio centímetros de longitud De dichas listas se van entresacando los gallos que, tanto en peso como en espuela, sean iguales, tolerándose las diferencias de una onza y de un milímetro. Al verificarse las peleas. Ocupan el presidente y vicepresidente sus respectivos sitios y van citando a los "soltadores" de cada partido para que exhiban los ejemplares que van a batirse En la balanza que hay en el centro del ruedo. El “soltador " procede a pesar los combatientes para comprobar que son cada uno del peso estipulado en los casamientos.  En caso de que exista más de media onza de diferencia el gallo es retirado y, si por cualquier; circunstancia esto no se lleva a efecto. El vencedor de la pelea no tendrá ninguna validez.  Ya pesados, cada "soltador" lava el gallo del contaría con alcohol de goo, algodón y limón, este último para limpiar las espuelas, con el fin de evita r posibles trucos que contribuyan a acelerar el final del combate. La pelea se da por iniciada cuando los gallos son introducidos por sus respectivos “soltadores” en la "valla" y comienzan a tantearse. Como midiendo fuerzas. A partir de entonces. Los partidarios de cada partido o color del combatiente, cada vez que uno de éstos se apunta un tanto. Se atraviesan las apuestas (que vienen a ser de mil a diez mil pesetas cada una) quedando así casadas, en medio de un gran estrépito y en forma más f irme que si se hubieran contraído ante notario; y cuando el   presidente   dice:   "perdió”, cada apostador abona lo que ha perdido, sacando el dinero. S in dudas ni discusiones.  El tiempo en las peleas no existe, aunque normalmente suelen durar de dos ·a quince minutos, lo que cuenta es que el gallo sea "fino ", que no abandone o no se aplome. En definitiva. Que mueran peleando.


NOTAS

(1) GREDOS, Juan: "El espectáculo de las peleas de gallos en Madrid”. Revista "Estampa"; T.l.; no  116; 1930.

FUENTES

Don_ Miguel Jiménez Jorge, Presidente del

Partido de Gallos de la ciudad de Las Palmas.

1 comentario:

  1. En la isla Gran Canaria es frecuente que se realicen estas peleas de gallos, pero siempre terminan bien, no llegan a lastimarse mucho; por otro lado existen otras islas como al de isladelagraciosa.com en la que no se realizan estos espectáculos tan atroces.

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